sábado, 25 de enero de 2014

La muerte en Venecia, IV

En aquel momento se había adueñado del solitario una de estas vibrantes ideas, uno de estos sentimientos precisos: el sentimiento de que la naturaleza se estremecía de goce cuando el espíritu se inclinaba en homenaje y reverencia ante la belleza. Súbitamente sintió el deseo imperioso de escribir (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario