jueves, 23 de enero de 2014

Un asunto tenebroso, Capítulo primero

Sentíanse desde allí los ojos irresistiblemente atraídos por fugaces perspectivas, siguiendo ya la redondez de un sendero, ya la vista sublime de una larga alameda de bosque, ya una muralla de verdor casi negro. La luz filtrada por entre el ramaje de aquella encrucijada hacía brillar, por entre los claros del berro y los nenúfares, algunos diamantes de aquel agua tranquila e ignorada. El croar de las ranas turbó el hondo silencio de aquel lindo rincón del bosque, cuyos silvestres aromas despertaban en el alma ideas de libertad.

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