martes, 18 de marzo de 2014

Al faro; El faro, 12

"Lily volvía a sentirse inspirada. Hay que mirar constantemente, sin permitir que se relaje un solo instante la intensidad de la emoción, ni el propósito de no dejarse engañar. Hay que sujetar la escena -así, en un puño- sin permitir que nada venga a estorbarla. Mojando con cuidado la punta del pincel, se decía Lily que uno tiene que estar a la altura de la experiencia ordinaria, sentir sencillamente que esto es una silla, que eso es una mesa; y, no obstante, sentir al propio tiempo que es un milagro, un éxtasis."

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