domingo, 9 de marzo de 2014
Al faro; La ventana, 17
"Deseaba únicamente estar solo y leer aquel libro. Se sentía desazonado; tenía el sentimiento de cometer una traición, sentado, ahí, junto a ella, sin experimentar emoción alguna. La verdad era que no gustaba de la vida en familia. Aquel era el estado de ánimo en que se preguntaba uno: ¿Para qué vivo? ¿Por qué tomarse tanto trabajo para que siga existiendo la raza humana? ¿Es tan apetitosa? ¿Somos, en cuanto a especie, realmente seductores? No tanto -se dijo, mirando a todos aquellos chicos desaliñados. Suponía que Cam, su predilecta, estaría en la cama. ¡Preguntas necias y vanas, preguntas que jamás se formula uno cuando se está ocupado! ¿Será la vida humana, esto o aquello? Nunca queda tiempo para pensarlo."
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