Ante su negación al mundo y a sí mismo las estrellas Medíceas
palidecieron para no recuperar nunca el prístino fulgor de su origen, todas las
aves del mundo se precipitaron hacia el centro de la tierra al transmutarse sus plumas en el más noble plomo.
Quisiera en ésta noche helada, bajo la bóveda incrustada de
estrellas, dar con él. Cuestionarlo en el santo nombre de Juana y comprender
los motivos por los cuales cedió ante el tribunal, los motivos por los cuales entregó
su alma.
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