lunes, 1 de diciembre de 2014

El origen del mundo, por creación; el origen del mal, por el pecado

"¿Es que... que verdaderamente puede uno ser infeliz? ¿Qué me importan mi desgracia y mi mal si me encuentro en condiciones de ser feliz? Yo no comprendo que se pueda pasar al lado de un árbol sin sentirse feliz mirándole. ¿Se hacen cargo? ¿Cabe hablar con un hombre y no sentirse dichoso queriéndole? Desgraciadamente no me sé explicar..., pero ¡cuántas cosas bellas hay a cada paso, cuántas cosas cuyo encanto se impone incluso al hombre más ciego! Mirad a los niños, mirad la aurora, mirad crecer la hierba, mirad los ojos que os contemplan y los rostros que os aman..."
F. M. Dostoyevsky; El idiota, parte tercera, VII.


"¡Ah, amigo mío, qué gusto da pasearse juntos con este tiempo tan hermoso! ¿Qué, no es bonito todo esto, los árboles, los espinos, el estanque? Por cierto no me ha dicho usted si le agrada mi estanque. ¡Qué cara tan mustia tiene usted! Y de este airecito que corre, ¿qué me dice? Nada, nada, amigo mío, digan lo que quieran hay muchas cosas buenas en la vida."
M. Proust, Por el camino de Swann, Primera parte: Combray, I

No hay comentarios:

Publicar un comentario