miércoles, 14 de junio de 2017

Rilke, I

Alejarse ahora de todo esto confuso,
Que es nuestro pero no nos pertenece,
Que, como el agua en las viejas fuentes,
Nos refleja temblando y descompone la imagen;
De todo esto, que como con espinas
Se agarra una vez más a nosotros… alejarse
Y a esto y a éste,
Que ya no veíamos
(tan cotidianos y acostumbrados eran),
Contemplarlos de pronto: suaves, conciliadores
Y como en un principio y de cerca;
Y presintiendo comprender que impersonalmente,
Qué por igual cayó el sufrimiento sobre todos,
Del que la infancia estaba llena hasta el borde:
Y sin embargo irse entonces, arrancando la mano
de la mano,
como desgarrando de nuevo algo ya sanado,
y marcharse: ¿a dónde? A lo incierto,
lejos, a un país cálido e inmóvil,
que tras toda acción, como un decorado,
seguirá indiferente: jardín o muro;
y marcharse: ¿Por qué? Por impulso, por
temperamento, por impaciencia, por esperanza oscura,
por incomprensibilidad y por incomprensión.
Tomar todo esto sobre sí y en vano
Dejar caer algo que quizá se tenía,
Para morir solo, sin saber por qué…
¿Es esto la entrada a una nueva vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario