domingo, 30 de julio de 2017

Hermosas imágenes [Simone de Beauvoir]

"Catherine vacila un instante; la sonrisa de su madre la decide: "Mamá, ¿Por qué existimos?"
Es la clase de preguntas que los niños nos asestan mientras uno sólo piensa en vender revestimientos de madera. Responder en seguida: "Mi amor, estaríamos muy tristes tu papá y yo si tú no existieras." "¿Pero si ustedes tampoco existieran?"
Qué ansiedad en los ojos de esa niña que trato aún como si tuviera dos años. ¿Por qué se hace esa pregunta? Era eso lo que la hacía llorar.
—¿No estabas contenta, esta tarde, de que tú, yo, todo el mundo existiéramos?
Sí.
Catherine no parece muy convencida. De pronto, Laurence tiene una iluminación:
Existimos para hacernos felices los unos a los otros dice con ímpetu. Está bastante orgullosa de su respuesta.
Con el rostro ensombrecido, Catherine continúa reflexionando; o más bien buscando sus palabras:
Pero las personas que no son felices, ¿por qué existen?
Acabáramos. Por fin llegamos al punto importante.
¿Has visto personas desgraciadas? ¿Dónde, querida?
Catherine calla, con aire receloso. ¿Dónde? Goya es alegre y apenas habla francés. El barrio es lujoso: ni vagabundos, ni mendigos; ¿en los libros, entonces? ¿Las compañeras de escuela?
 ¿Tienes compañeras que son desgraciadas?
¡Oh no!
Louise se agita en la cama y ya sería hora de que Catherine duerma. Visiblemente, no tiene ganas de hablar más: se necesitaría tiempo para decidirla.
Oye, hablaremos de todo esto mañana. Pero si conoces personas desgraciadas, trataremos de hacer algo por ellas. Se puede cuidar a los enfermos, dar dinero a los pobres. Se puede hacer cantidad de cosas.
¿Crees? ¿Para todo el mundo?"