El Desierto del Amor, François Mauriac (1925)
"Tuvo tiempo de decirse, para no desfallecer: <Es el viento; tiene que ser el viento>. A pesar del ruido de los pasos titubeantes en el comedor, no tuvo fuerzas para levantarse, y ya él se encontraba allí, embarazado con su sombrero que chorreaba. No se atrevía a dar un paso. No osaba llamarlo, aturdida por el tumulto que sentía en ella: una pasión que ha roto su dique y arremete en busca de un furioso desquite, invadiendo, en un segundo, todo, y llena totalmente la capacidad del cuerpo y del alma, recubriendo las cimas y las hondonadas."
El elegido, T. Mann (1951) "El descubrimiento"
"Abrióse entonces la esclusa, estalló el dique, ya no hubo represa para contener el flujo por tanto tiempo detenido."